Los Chakras

LOS SIETE CHAKRAS

Chakra [en sánscrito, «rueda», «disco», «círculo»] es un término que se utiliza para denotar los centros de luz anclados en el cuerpo etérico y que gobiernan el flujo de energía a los cuatro cuerpos inferiores del hombre.

Hay siete chakras mayores correspondientes a los siete rayos, cinco chakras menores correspondientes a los cinco rayos secretos y un total de 144 centros de luz en el cuerpo del hombre.

El Maestro Ascendido Djwal Kul explica las funciones de los chakras:

Cada uno de los chakras tiene una función especial, y consideraremos estas funciones paso a paso. Cada uno de los vórtices en forma de rueda que componen los chakras tiene, según las enseñanzas de los maestros de los Himalayas, una cierta frecuencia que está marcada por una serie de pétalos, así llamados. Estos pétalos determinan el flujo de las energías de Dios hacia el hombre y gobiernan ciertos aspectos de la conciencia de Dios, comúnmente llamados virtudes, que pueden amplificarse dentro de los chakras.

Los chakras que actualmente están activos en el ser del hombre están anclados en el cuerpo etérico inferior y sus posiciones se ajustan a los órganos del cuerpo físico que reciben el flujo de vitalidad de los cuerpos superiores necesarios para su funcionamiento. Estos chakras están ubicados en la base de la columna vertebral, entre la base de la columna y el ombligo, sobre el ombligo, sobre el corazón, en la garganta, en la frente y en la coronilla.

La ubicación de estos chakras para que se correspondan con los centros nerviosos del cuerpo físico se ajustó durante la época de la Caída del Hombre. Queda, sin embargo, en el cuerpo etérico superior la línea de los siete chakras como campos de fuerza para los siete rayos; y estos son para la distribución en los cuatro cuerpos inferiores de las frecuencias de los siete Elohim, conocidos como los siete Espíritus de Dios.[1]

Las Ruedas de la Vida

La palabra chakra es el equivalente en sánscrito para la palabra “rueda” o “disco”.

Cada chakra se describe simbólicamente como un loto que tiene una cantidad diferente de pétalos. Entre más pétalos tiene el chakra, más alta es su frecuencia o vibración. Los antiguos sabios enseñaban que la fuerza vital fundamental (conocida como la Kundalini) está sellada en el chakra que se localiza en la base de la columna.

Podemos desencadenar esa poderosa energía latente por medio de actos de amor, servicio a la vida, meditación y oración. A medida que la Kundalini se eleva a lo largo de la columna, activa los chakras siguientes y provoca que la “rueda” gire, que el “loto” florezca.

El séptimo centro de energía, el chakra de la coronilla, se conoce como el loto de mil pétalos. Cuando este centro se abre por completo, alcanzamos lo que los budistas llaman iluminación. Hay estatuas y tankas que muestran a los Budas, quienes han alcanzado este estado de iluminación, con un aura de fuego y con una protuberancia en forma de llama que brota de la parte superior de su cabeza. Los artistas cristianos retratan este logro como un halo dorado que está alrededor de la cabeza de los santos.

Cuando cada centro de energía “gira”, hace emanar su color y frecuencia únicas que corresponden a uno de los siete rayos del arco iris. Sin embargo, si pudiéramos vernos a niveles espirituales, veríamos que la luz que emana de cada chakra varía en intensidad y pureza, dependiendo de si la energía que fluye a través del canal de nuestros chakras está equilibrada o bloqueada. Entre más fuertes y puras sean las emanaciones, más fuerte y más equilibrado será el flujo de energía. Entre más débiles y más opacas sean las emanaciones, más bloqueado estará ese chakra.

Los siete chakras principales, el rayo, el nombre en sánscrito y el color de cada uno son:

Chakra de la coronilla

Ubicación: La coronilla (parte superior de la cabeza)

Nombre en sáncristo: Sahasrara

Pétalos: 972

Expresión positiva: Iluminación, sabiduría, entendimiento, humildad.

Expresión desequilibrada: Orgullo intelectual y espiritual, vanidad, estrechez mental.

Chakra del tercer ojo

Ubicación: Centro de la frente

Nombre en sánscrito: Ajna

Pétalos: 96 (o 2)

Expresión positiva: Verdad, visión, curación, abundancia, claridad, concentración.

Expresión desequilibrada: Falta de visión, crítica mental, inconstancia.

Chakra de la garganta

Ubicación: garganta

Nombre en sánscrito: Vishuddha

Pétalos: 16

Expresión positiva: Poder, voluntad, fe, protección, valor.

Expresión desequilibrada: Control excesivo, chisme, cobardía, duda.

Chakra del corazón

Ubicación: Centro del pecho

Nombre en sánscrito: Anahata

Pétalos: 12

Expresión positiva: Amor, compasión, belleza, caridad.

Expresión desequilibrada: Odio, disgusto, egoísmo, amor propio.

Chakra del plexo solar

Ubicación: Ombligo

Nombre en sánscrito: Manipura

Pétalos: 10

Expresión positiva: Paz, hermandad, servicio desinteresado, equilibrio

Expresión desequilibrada: Enojo, agitación, fanatismo, agresión.

Chakra sede del alma

Ubicación: Entre el ombligo y la base de la columna

Nombre en sánscrito: Svadhishthana

Pétalos: 6

Expresión positiva: libertad, misericordia, perdón, justicia

Expresión desequilibrada: Ausencia de perdón, intolerancia, crueldad.

Chakra de la base

Ubicación: Base de la columna vertebral

Nombre en sánscrito: Muladhara

Pétalos: 4

Expresión positiva: pureza, esperanza, alegría, autodisciplina.

Expresión desequilibrada: Desaliento, desesperanza, impureza, caos.

¿Qué tenemos que hacer para tener más energía en nuestros chakras?

La vida en su totalidad es energía. Los místicos incluso definían a Dios como luz, como energía y como el flujo de esa luz y energía. La primera carta de Juan en el Nuevo Testamento proclama que “Dios es luz”. En cada átomo reside la luz brillante de mil soles”, dijo Shabestari.

Y en el Tao Te Ching, el sabio chino Lao Tsé enseña: “Algo misteriosamente formado, nacido antes del cielo y la tierra (…) siempre presente y en movimiento (…) no conozco su nombre.

Llámenle Tao; por falta de una mejor palabra, lo llamo grande, y al ser grande, fluye. Fluye lejos. Después de irse lejos, regresa”.

Para Lao Tsé, la definición del Espíritu Universal era flujo, movimiento. La vida que fluye a través de nuestras venas, nuestra mente, nuestro corazón, es energía, es movimiento, es Dios. Lao Tsé también nos dice que existe un orden natural en el universo y en nuestra propia vida y que, cuando trabajamos en contra del orden natural, creamos desarmonía y falta de felicidad.

La decisión es nuestra; a cada momento, la corriente clara y cristalina de la vida desciende a nosotros desde nuestra Fuente en su ritmo natural. Esta energía se distribuye primero al centro de nuestro corazón y luego a los demás chakras. Es la fuerza vital que late en nuestro corazón, nos da ímpetu para crecer y evolucionar, y le da energía a los órganos y sistemas de nuestro cuerpo.

No obstante, siempre tenemos libre albedrío. Podemos expresar esta energía de una manera positiva o podemos alterar el flujo natural al actuar fuera de sintonía con nuestra naturaleza espiritual. Por ejemplo, podemos utilizar la energía de nuestro centro del corazón para ser amables, amorosos y caritativos de manera natural, o podemos utilizarla para ser egoístas y tacaños. Podemos expresar el poder de nuestra garganta a través de una comunicación que muestre preocupación por los demás, o siendo críticos.

Estas decisiones traen consecuencias. Cuando utilizamos la energía para pensar, sentir o actuar en forma positiva, atraemos a nosotros más de esa energía positiva, como si estuviéramos imprimiendo un impulso. Cuando moldeamos esa energía en formas que no son fieles a nuestra naturaleza interna, creamos toxinas mentales y emocionales las cuales bloquean el flujo de energía. Así como las toxinas y substancias físicas como la placa de colesterol pueden acumularse en nuestras arterias y venas, frenando el abastecimiento vital de sangre, las toxinas mentales y emocionales acumulan energía dentro y alrededor de nuestros chakras. Este desperdicio inhibe el libre flujo de energía dentro de nosotros.

Debido a que cada chakra exterioriza la energía que recibe a través de una glándula y área del cuerpo diferente, estos bloqueos afectan nuestra salud, provocando que nos fatiguemos nos deprimamos o incluso que enfermemos; tal vez parezca que no podemos llegar a donde queremos ir en la vida. Estimular demasiado un chakra, colocando una tensión continúa en él, no estimularlo en la medida correcta, ignorándolo y dejando que se debilite, o reducir su vitalidad natural, derrochando su energía, puede crear bloqueos en el sistema energético de nuestro cuerpo.

Puesto que nuestros centros de energía están conectados entre sí, lo que sucede en un chakra afecta a todo nuestro sistema de energía. Si uno de los centros está bloqueado, puede desequilibrar el resto del sistema.

Y no solo eso, sino que la condición de nuestros chakras tiene un impacto en las personas con las que interactuamos. Esto se debe a que la energía de los chakras colorea y ayuda a crear un campo electromagnético, o aura, que rodea a cada uno. Este campo de energía penetra y ejerce influencia sobre el campo de energía de aquellos que están a nuestro alrededor,

para bien o para mal. Sabes qué se siente estar con una persona que es amable, cariñosa y amorosa en comparación con alguien que está deprimido o malhumorado. Cualquiera de los dos es contagioso[2].

En la Meditación de los chakras del Arcángel Gabriel, este arcángel del Cuarto Rayo, el rayo blanco de la pureza, la perfección, la disciplina y la alegría, nos quiere llevar de vuelta al estado de dicha que conocíamos cuando Dios nos creó. Nos enseña que las personas más alegres y creativas son aquellas que conservan su luz.

Gabriel dice que el flujo perpetuo de la energía que se mueve como un río de luz a través de tus chakras te mantendrá en un estado de éxtasis, alegría y perfecta salud. Pero si no mantienes la luz fluyendo por tus chakras y tus cuatro cuerpos inferiores, entonces pueden llegar la degeneración, la decadencia, la depresión y la enfermedad.

Una de las claves para conservar la luz en nuestros chakras es aumentar continuamente el amor. “Amaos unos a otros como yo os he amado” −dijo Jesús−. “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado para que mi gozo está en vosotros y vuestro gozo sea cumplido

Puedes conservar el amor y la alegría vivos si mantienes pensamientos elevados y te esfuerzas siempre por ver el bien en ti y en los demás.

Otra clave para conservar la luz es guardar la armonía. El Arcángel Gabriel nos aconseja que fortalezcamos los chakras mediante el “ejercicio espiritual de la armonía”. Dice que, si queremos conservar más luz, debemos tener la determinación de permanecer en paz sin importar lo que pueda suceder a nuestro alrededor.

También puedes perder tu luz dejando abierta tu aura y tus chakras a las condiciones del ambiente que son espiritualmente insanas. Esto ocurre sencillamente porque aquello que tiene una vibración inferior a la tuya absorberá tu luz, de la misma forma que la tierra absorbe el agua[3].

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